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aldadis.net nº1 mayo de 2004 |
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Cultura y educación, mucho por hacer. |
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N. Raquel García Salmerón
Hace años, siendo alumna , recuerdo que realicé un trabajo sobre la mujer de ese momento y al final, como colofón, un artículo sobre lo que por aquel entonces significaba para mí la lucha de la mujer .
Han pasado unos cuantos años y hoy, me siento otra vez a dejar mis impresiones sobre el mismo tema, plasmados en una hoja .
Las mujeres hemos dado muchos pasos adelante, instrucción, educación ,cultura, conocimientos y experiencias, no son las mismas de hace años ; en el camino transcurrido hemos ido afianzándonos en nuevos terrenos no más seguros, por menos pantanosos, pero cuanto más se camina, más conciencia se tiene de lo que queda por andar . Por un lado, tenemos los avances, pero no dejan de caernos las noticias como bombas, de la dramática situación por la que día a día pasan muchas mujeres, no sólo en España, sino en otras latitudes. Muchas, demasiadas, pierden la vida y otras la ven pasar mientras las marcas se acumulan en sus cuerpos y en sus recuerdos, de forma inevitable.
Todos sabemos que estos dramas están relacionados con la cultura y la educación que absorbemos a lo largo de la vida, en los gestos cotidianos, en los símbolos de la sociedad grupal en la que crecemos y nos desarrollamos y un largo etc. pero yo me pregunto . ¿Qué hacemos para cambiar todo esto? . ¿Nos fijamos y somos cuidadosos con los mensajes que transmitimos de continuo a aquellos que nos miran como modelos de conducta?. Hemos interiorizado o no , aquellos discursos que quizás contradecimos con nuestros actos y hechos?. Y pregunto esto, porque no se puede vivir y soportar psicológicamente actuar en lo cotidiano como si de una interpretación teatral se tratase . Si nuestros gestos traicionan nuestras palabras, flaco favor hacemos a nuestros hijos, brindándoles modelos imposibles de seguir por su falta de autenticidad . En ese supuesto caso, sólo estaremos interpretando un papel poco creíble y artificial que de nada sirve .
Queda mucho por hacer a corta, mediana y larga distancia . O sea, con nuestros hijos, con la micro y macro sociedad que nos circunda . La preparación de las nuevas generaciones tendrá que venir marcada por propósitos que superen lo efímero y calen en aquellos rincones de nuestra cultura, donde se tenga en cuenta los verdaderos valores de lo humano, una educación integral e integradora, donde el respeto, la educación, la justicia y una cultura integral e integrista no sea pretendidamente brindada sólo en los centros de enseñanza .
No me gusta pensar en una sociedad "tolerante" , sino en una sociedad respetuosa e integradora . La palabra tolerancia me suena a soportar de mala gana algo con lo que se puede o se debe ser intransigente . Lo mismo me pasa con la palabra "fidelidad" , no me gusta aplicarla a los seres humanos pues pienso que debemos estar por encima de fidelidades y más cercanos a la lealtad y al compromiso profundo nacido de la reflexión .Una gran diferencia entre aquel primer escrito y este es que por aquel entonces estaba convencida de que la lucha era "de las mujeres" y hoy creo que es una lucha de todos pues en una labor integradora hecha con responsabilidad , ni las luchas deben ser de unos pocos , puesto que las enormes rentabilidades, a todos los niveles, culturales, sociales y democráticos, son rentabilidades universales puesto que no hay absolutamente nadie que no salga ganando en una victoria de tal envergadura .
La igualdad de oportunidades debe imponerse como un objetivo moral que quede como herencia a las próximas generaciones y no lo digo sólo por lo inmediato, no podemos olvidar que la mayoría de las mujeres del mundo en lo que todavía hoy, principios del siglo XXI, ocupan la mayor parte del día es en buscar agua . No tendremos derechos a tener razones mientras ocurre lo que ocurre y nos siga encontrando, de casualidad , siempre mirando a otra parte.
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